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La ley fundamental de la auténtica vida humana, aquella que libre y conscientemente aspira a la plenitud de este don que es la vida misma; es lo mismo que decir que no se trata de un obsequio hecho al viviente, sino que el viviente mismo es el don. No se me da la vida. Yo soy el don dado por la vida. Yo nazco cuando me es dada la vida. Yo mismo soy el don, «el que  ha sido dado». Raimon Pannikar